domingo, 8 de febrero de 2015

V Domingo del tiempo ordinario

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús de la Sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marcho al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
Todo el mundo te busca.
Él les respondió:
Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido.

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.

Palabra del Señor.

sábado, 31 de enero de 2015

IV Domingo del tiempo ordinario

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 21-28 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la Sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: 
¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quien eres: el Santo de Dios. 
Jesús le increpó: Cállate y sal de él.
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: 
¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta los espíritus inmundos les manda y le obedecen. 
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor.

viernes, 23 de enero de 2015

III Domingo del tiempo ordinario

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 14-20 

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. 
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Palabra del Señor