lunes, 29 de agosto de 2011

Trabajo para después de la JMJ2011


Después de la resaca de gracia experimentada tras la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011, el Santo Padre nos ha dejado una tarea importante a realizar. En la homilía del Domingo en Cuatro Vientos, nos instó a trabajar en comunidad en las parroquias, en los grupos de fe, en donde sea pero siempre en comunidad huyendo del individualismo el cual nos lleva por caminos erróneos.

Realmente es una labor ardua ya que poniendo los pies en el suelo, después de este estado de embriagadez de gracia en la que nos encontramos, volvemos a la dura realidad del día a día y nos volveremos a encontrar cara a cara con los problemas de siempre: catequesis de comunión, post-comunión, confirmación, cursillos prematrimoniales, pastoral de familia... Nos encontramos con los bautizos cuyos padres no están casados, nos encontramos con padres que su principal preocupación no es la primera comunión de sus hijos sino la organización del convite, nos encontramos con parejas de novios quienes solo buscan el papel firmado por el párroco para poder casarse... y lo que creo que es peor, nos encontramos con muchos parroquianos que no se involucran en la parroquia y por tanto no somos capaces de dar soluciones a todos estos temas y muchos otros mas.

Estamos en una falta de compromiso que nos trae una apatía peligrosísima por cuanto dejamos un terreno bastante fértil para otros intereses ajenos a la Iglesia. No debemos ni podemos dejarnos auto-engañar por los resultados de esta JMJ2011. Un millón doscientos mil jóvenes no son toda la juventud de España. Reitero, no nos engañemos por los números, basta con asistir a la Eucaristía un Domingo cualquiera, en cualquiera de nuestra parroquias de España, y nos llevaremos una gran desilusión. Es tiempo de implicarnos, es tiempo de formarnos, es tiempo de trabajar y así nos lo ha pedido Benedicto XVI.

Después de la JMJ2011

Ya terminó la tan esperada y ansiada Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011. Para muchos han sido años de trabajo, ilusión, tesón, constancia… encaminados a un objetivo central que no ha sido otro que el dar testimonio de nuestra fe. De decirle al mundo que hay otra estilo de vida basado en el amor y el servicio al prójimo y que lo mejor de todo es que “funciona”.
Yo he tenido la fortuna de vivir esta Jornada de la Juventud con mi familia y realmente ha sido unos días impresionantes. Mención especial tiene el momento tan crucial de la lluviosa vigilia en el que el Santísimo hizo aparición y como todo el júbilo y gozo quedó inmerso en un inmenso silencio que todavía al recordarlo pone los pelos de punta. Fue increible como en ese momento dejo de llover y como se hizo el silencio respetuoso en una multitud de un millón y medio de personas.
También hemos tenido dias previos a la JMJ en los que también nos hemos enriquecidos con otra experiencia muy recomendada que no es otra que la de los Días en la Diócesis, formando parte de una de las familias de acogida de los peregrinos. Días en los que acoges en tu casa a personas que no conoces de nada y que compartes con ellos todo lo que tienes, además de realizar un intercambio espiritual. Es un ejercicio de hospitalidad inmenso que te hace darte cuenta de lo cómodo que vives y de como no nos sacrificamos en absoluto todo lo que nosotros pensábamos y que creíamos que hacíamos bien. Dias en los que te das cuenta que el servir a los demás es (al principio) un sacrificio pero que evidentemente tiene su recompensa y que no es otra que la caridad. Poco a poco vas saliendo de tu entorno egoísta para ir llenándote de esa necesidad de atender y preocuparte con mayor tesón del otro.
Realmente ha sido una Jornada muy próspera a corto plazo y seguramente muy fructífera a medio y largo plazo. A corto plazo además de las consecuencias personales sacadas por cada uno de los peregrinos, tenemos la propuesta de S.S. Benedicto XVI de trabajar en comunión en las parroquias, en los grupos de fe, en las asociaciones. Además de esto añado tres frases mas textualmente de S.S. Benedicto XVI:“No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás”. “No os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe”. “El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios”.
A medio y largo plazo todos deseamos que vayan surgiendo nuevas vocaciones ya que es mucha la mies y poco los obreros y cito las palabras de S.S. Benedicto XVI: Os invito a pedir a Dios que os ayude a descubrir vuestra vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad. Vale la pena acoger en nuestro interior la llamada de Cristo y seguir con valentía y generosidad el camino que él nos proponga”.

viernes, 26 de agosto de 2011

XXII Domingo del Tiempo Ordinario


En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Eso no puede pasarte
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.
Entonces dijo Jesús a sus discípulos:
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Palabra del Señor

Después de la JMJ2011



Ya terminó la tan esperada y ansiada Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011. Para muchos han sido años de trabajo, ilusión, tesón, constancia… encaminados a un objetivo central que no ha sido otro que el dar testimonio de nuestra fe. De decirle al mundo que hay otra estilo de vida basado en el amor y el servicio al prójimo y que lo mejor de todo es que “funciona”.
Yo he tenido la fortuna de vivir esta Jornada de la Juventud con mi familia y realmente ha sido unos días impresionantes. Mención especial tiene el momento tan crucial de la lluviosa vigilia en el que el Santísimo hizo aparición y como todo el júbilo y gozo quedó inmerso en un inmenso silencio que todavía al recordarlo pone los pelos de punta. Fue increible como en ese momento dejo de llover y como se hizo el silencio respetuoso en una multitud de un millón y medio de personas.
También hemos tenido dias previos a la JMJ en los que también nos hemos enriquecidos con otra experiencia muy recomendada que no es otra que la de los Días en la Diócesis, formando parte de una de las familias de acogida de los peregrinos. Días en los que acoges en tu casa a personas que no conoces de nada y que compartes con ellos todo lo que tienes, además de realizar un intercambio espiritual. Es un ejercicio de hospitalidad inmenso que te hace darte cuenta de lo cómodo que vives y de como no nos sacrificamos en absoluto todo lo que nosotros pensábamos y que creíamos que hacíamos bien. Dias en los que te das cuenta que el servir a los demás es (al principio) un sacrificio pero que evidentemente tiene su recompensa y que no es otra que la caridad. Poco a poco vas saliendo de tu entorno egoísta para ir llenándote de esa necesidad de atender y preocuparte con mayor tesón del otro.
Realmente ha sido una Jornada muy próspera a corto plazo y seguramente muy fructífera a medio y largo plazo. A corto plazo además de las consecuencias personales sacadas por cada uno de los peregrinos, tenemos la propuesta de S.S. Benedicto XVI de trabajar en comunión en las parroquias, en los grupos de fe, en las asociaciones. Además de esto añado tres frases mas textualmente de S.S. Benedicto XVI:“No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás”. “No os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe”. “El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios”.
A medio y largo plazo todos deseamos que vayan surgiendo nuevas vocaciones ya que es mucha la mies y poco los obreros y cito las palabras de S.S. Benedicto XVI: Os invito a pedir a Dios que os ayude a descubrir vuestra vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad. Vale la pena acoger en nuestro interior la llamada de Cristo y seguir con valentía y generosidad el camino que él nos proponga”.

viernes, 12 de agosto de 2011

XX Domingo del tiempo ordinario


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
Atiéndela, que viene detrás gritando.
Él les contestó:
Sólo me han enviadlo a las ovejas descarriadas de Israel.
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas:
Señor, socórreme.
Él le contestó:
No está bien echar a los perros el pan de los hijos.
Pero ella repuso:
Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.
Jesús le respondió:
Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.
En aquel momento quedó curada su hija.
Palabra del Señor.

viernes, 5 de agosto de 2011

XIX Domingo del Tiempo Ordinario

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 14, 22-33

Después que se sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario.
De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida:
¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!
Pedro le contestó:
Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.
Él le dijo:
Ven.
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
Señor, sálvame.
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
Realmente eres Hijo de Dios.
Palabra del Señor.