¡DEJADNOS EN PAZ, POR FAVOR!

Realmente es un tema en el que no quería entrar pero llega un momento en que con todo el respeto tengo que gritar a los cuatro vientos y bien fuerte: ¡DEJADNOS EN PAZ¡.

Haber yo no voy por ahí imponiendo a nadie, ni gritando, ni insultando, ni despreciando porque piensen distinto a mí. Yo no voy con la Biblia en una mano y la espada en la otra para que todos sean de mi mismo pensar. Yo solamente voy por la vida intentando hacer el bien a “todos”, respetando a todos, y viviendo mi FE sin que mi mano izquierda sepa lo que hace mi mano derecha y creo que eso no hace daño a nadie.

Todo esto viene a cuenta porque en la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) a celebrar en Madrid en menos de 20 días, ya se están preparando manifestaciones en contra de todo ello. Manifestaciones en las que se gritan consignas contra los católicos, contra el Santo Padre, y con el lema estrella “DE MIS IMPUESTOS, AL PAPA CERO”...además también lanzan una advertencia a la fiscalía para que esté vigilante por si algunas de las intervenciones de la jerarquía católica o actividades organizadas por la JMJ pudieran ser constitutivas de delito.¿Pero bueno pero hasta donde podemos llegar?. ¿Que estamos ante la ley del embudo; lo ancho para vosotros y lo estrecho para nosotros?.Evidentemente creo que todo esto no es más que algún tipo de argucia para llamar la atención ante la falta de apoyo ciudadano a todas sus iniciativas radicales.

Por favor dejémonos de cosas de niños y defendamos nuestros derechos, que me parece muy legítimo, con razones de peso. Hay mucho por lo que gritar y tirarse a la calle. Hay muchísimo paro, muchas familias viviendo gracias a la Iglesia, y no lo digo en tono de despecho ni muchísimo menos sino con dolor y tristeza porque nuestra clase dirigente no puede dar soluciones, porque en nue stra sociedad existe una falta de valores inmensa, porque tenemos una falta de espiritualidad inconmensurable... así que dejadnos en paz por favor que celebremos este encuentro con la juventud de todo el mundo, encuentro de gente comprometida que al igual que otras sin credo alguno, trabajan desinteresadamente para los demás con la única diferencia de que unos lo hacen por su compromiso social y otros lo hacemos para imitarle a ÉL que vino a este mundo para servir y no ser servido.