domingo, 22 de enero de 2012

El Salmo responsorial


El salmo responsorial no es un canto cualquiera sino que es un canto que a su vez es rito propio.
Es un canto que no puede ser sustituido por ningún otro. De los salmos podemos decir que son la biblia hecha plegaria. Está situado después de la primera lectura y nos ayuda a profundizar y asimilar sobre ella. Representa el diálogo que Dios lleva a cabo con su pueblo.
Después de la primera lectura sigue el salmo responsorial o Gradual, que es parte integrante de la liturgia de la Palabra. El salmo se toma habitualmente del Leccionario, ya que cada uno de estos textos está directamente ligado a cada una de las lecturas: la elección del salmo depende, según eso, de la elección de las lecturas. Sin embargo, para que el pueblo pueda más fácilmente intervenir en la respuesta salmódica, han sido seleccionados algunos textos de responsorios y salmos, según los diversos tiempos del año o las diversas categorías de santos. Estos textos podrán emplearse en vez del texto correspondiente a la lectura todas las veces que el salmo se canta.
El salmista o cantor del salmo, desde el ambón o desde otro sitio oportuno, proclama los versos del salmo, mientras toda la asamblea escucha sentada o mejor, participa con su respuesta, a no ser que el salmo se pronuncie todo él seguido, es decir, sin intervención de respuestas. Si se canta, se puede escoger, además del salmo asignado por el leccionario, el gradual del Gradual Romano o el salmo responsorial o el aleluyático del Gradual simple, según la descripción que se hace en estos mismos libros.
a) El Aleluya se canta en todos los tiempos fuera de la Cuaresma. Lo comienza todo el pueblo o los cantores o un solo cantor, y si el caso lo pide, se repite. Los versos se toman del Leccionario o del Gradual.
b) El otro canto consiste en un verso antes del Evangelio o en otro salmo o tracto, como aparecen en el Leccionario o en el Gradual.
Cuando se tiene una sola lectura antes del Evangelio:
a) En el tiempo en que se dice Aleluya se puede tomar o el salmo aleluyático o el salmo y el Aleluya con su propio verso, o solamente el salmo o el Aleluya.
b) En el tiempo en que no se ha de decir Aleluya, se puede tomar o el salmo o el verso que precede al Evangelio.
El salmo que hay después de la lectura, si no se canta, se recita. En cambio, el Aleluya o el verso que precede al Evangelio, si no se canta, puede omitirse.
Las “Secuencias”, fuera de los días de Pascua y Pentecostés, son opcionales.
Así pues teniendo en cuenta la función del salmo  en la liturgia de la Palabra no podemos reducir el salmo responsorial a un simple canto interleccional.

bibliografía: 
- Instucción general del Misal Romano.
- Conocer y celebrar la Eucaristía. Miguel Expósito. Centro de Pastoral Litúrgica

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