viernes, 4 de mayo de 2012

V Domingo de Pascua


Lectura del Santo Evangelio según San Juan 15, 1-8


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que
no da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros estáis limpios por las
palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el
sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque si mí
no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al
sarmiento, y se seca; luego lo recogen y los echan al fuego, y arden. Si
permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que
deseéis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que déis fruto
abundante; así seréis discípulos míos.
Palabra del Señor.

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